¿Eres de los que toma la cerveza muy rápido “para que no se caliente” o aplica el clásico “fondo, fondo, fondo”? Esta manera de beber es quizá la más popular entre los que toman cervezas comerciales regularmente en eventos sociales como fiestas y reuniones, sin embargo, si eres un verdadero aficionado a la cerveza, y la bebes con pasión, sabes que el proceso es mucho más complejo, sobre todo cuando pruebas nuevos estilos de esta bebida.

La cerveza es una experiencia que no debe reducirse a tomar un trago y ya. Se debe tomar con calma, ya que implica un juego multi-sensorial que no empieza en el paladar, sino en el color, y a pesar de que el sabor es lo que más apreciamos, el aroma juega un papel igual o más importante.

Solemos atribuirle a nuestras papilas gustativas todo nuestro sentido del gusto, pero la relación que existe entre olfato y gusto, es justamente lo que permite que nuestro paladar perciba una gran variedad de sabores, ya que sin él, sólo podríamos percibir lo dulce, lo amargo y lo salado.

Una de las características más importantes de la cerveza es el aroma. Es lo primero que percibimos, y representa una gran parte de lo que experimentaremos una vez que le demos un trago. Es algo en lo que los jueces cerveceros ponen mucha atención, inclusive en algunos casos más que en su sabor o apariencia, pero ¿por qué?

El 95% de la experiencia gustativa de la bebida depende de nuestro olfato, por eso el aroma es tan importante en una cerveza. Lo que estás bebiendo es un líquido, pero lo que nos permite percibir toda una gama de sabores son los aromas.

El aroma de una cerveza puede variar dependiendo del tipo de ingredientes que se utilicen. Por lo general, las maltas proporcionan el aroma a pan, tostados, café o caramelo, mientras que el lúpulo es responsable de los olores cítricos, herbales o frutales principalmente. La levadura también juega un papel importante en el aroma.

Información extraída de: http://cervecerosdemexico.com/2018/02/23/por-que-debes-oler-una-cerveza-antes-de-tomarla/